lunes, 25 de julio de 2011

La otra vida de Mohamed

La otra vida de Mohamed

Mohamed, de 10 años, es uno de los más de 50 niños saharauis que han aterrizado este verano en Talavera • Por cuarto año consecutivo, se siente como en casa con la familia Brasero

J.M.

Parece que Mohamed encierra en sus enormes ojos negros la dignidad heredada del pueblo saharaui que tanto maravilla a las familias españolas. Paco Brasero y su esposa Pilar ejercerán durante los dos próximos meses como padres de este niño que en diciembre cumplirá once años a miles de kilómetros de Talavera, en un campamento donde una gota de agua vale más que cualquier camiseta de los futbolistas del Real Madrid. De hecho, este menor seguidor del equipo ‘merengue’ devuelve aplicadamente a la botella durante las comidas todo lo que sobra del vaso.
Es una de las curiosidades que llamó la atención a su familia de acogida. Por lo demás, su vida transcurre como la de cualquier niño de su edad: entre patadas a un balón, horas de piscina aunque no sea un fanático de la natación, noches de campamento, montar en bicicleta y complicidades con amigos saharauis como Osman o Mayidi y españoles como Pablo y Mario.
Su jornada termina bien de noche y se detiene antes de dormir a mirar por el balcón un auténtico paisaje urbano, antípoda de su modo de vida en los campamentos donde todo ocurre a pie de arena en un clima ciertamente hostil con temperaturas superiores a los 50 grados durante el verano. No obstante, la televisión acerca desde ese rincón de África el estilo de vida europeo, por lo que no resulta del todo extraño el mundo que le rodea durante dos meses al año.
«Está todo el rato en la calle», comenta su familia de acogida, completada con dos hijas adultas, Elisa e Irene, comprometidas también con la causa saharaui; no en vano, la primera de ellas pertenece a la directiva de la Asociación de Amigos del Pueblo Saharaui de Talavera de la Reina y su comarca. Mohamed, devoto de la tortilla española y de la francesa, está acostumbrado a que su vida discurra fuera de la haima, vivienda nómada habitual de los saharauis, y sale disparado a jugar al fútbol en los parques cercanos a la Basílica del Prado, un deporte que le apasiona también en el Sáhara.
Al contrario de lo que se pueda pensar, hay niños saharauis que prefieren quedarse en el Sáhara junto a sus familias que pasar dos meses en España. Mohamed, en cambio, está cómodo entre dos mundos tan distintos; por un lado, echa de menos a sus padres y cuatro hermanos cuando está en España, y por otro, extraña el resto del año a la familia Brasero, volcada en ayudar en lo posible a Mohamed y a todos sus allegados.

respeto a la edad. Mohamed, que ha viajado mucho durante estos años por España y conoce ciudades como Madrid, Santander o Granada, sorprende a su familia de acogida por el respeto reverencial a los ancianos fruto de su cultura.
Mohamed Jalil Mahmud (apellidos que responden a los nombres de su padre y su abuelo) repite por cuarto año consecutivo estancia con la familia Brasero, y según las condiciones del programa promovido por la Asociación de Amigos del Pueblo Saharaui de Talavera y su comarca, le queda únicamente otro año para repetir una experiencia por la que han pasado también algunos de sus hermanos. Así que el próximo año, este niños de ojos enormes volverá por última vez a la ciudad cargado con regalos típicos de la artesanía de su tierra para su familia talaverana.

Fuente : La Tribuna de Talavera, 24/07/2011

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